lunes, 17 de enero de 2011

Comentario de Madinat al-Zahara o Medina Azahara

(No completado)
Medina Azahara castellanización del nombre árabe مدينة الزهراء Madīnat al-Zahrā' (‘la ciudad de Zahra’).
Cuidad-Palacio hispanomusulmán de estilo califal, construido en el siglo X. Fue capital del Califato de Córdoba desde Abderramás III. Tras múltiples saquéos y su utilización como cantera artificial, se acabó cpor destruir casi por completo. Aunque en sus años de explendor fue una ciudad-palacio rica desde el punto arquitectónico y artístico, ahora se conservan algunos restos.


Debido a la topografía del suelo, que se encuentra en pendiente, la ciudad se construyó sobre tres terrazas superpuestas, que correspondían a tres partes de la ciudad separadas por muros.
La residencia califal dominaba toda el área desde la terraza superior situada al norte. La explanada media albergaba la administración y las viviendas de los más importantes funcionarios de la corte. La inferior estaba destinada a la gente del pueblo y los soldados, allí se encontraban la mezquita, los mercados, los baños y también los jardines públicos.
Se advierte también una notable separación entre los espacios públicos y los privados, aun ofreciendo ambos sectores un esquema similar: un espacio abierto, porticado, actúa como antefachada monumental de una puerta de reducidas dimensiones en la que se inicia una calle o corredor quebrado que va alcanzando a los distintos salones. Los espacios más deslumbrantes son los integrados en la zona oficial, destinada a la actividad política y a la recepción de personalidades extranjeras, sobre todo los Salones de Embajadores, que son dos: el Salón Occidental y el Salón Oriental, asociados ambos a sus correspondientes jardines.

La Puerta Norte
La puerta norte se abre en el centro de la muralla septentrional, es el punto de llegada del denominado camino de los Nogales, la vía de comunicación más rápida con la ciudad de Córdoba en aquel entonces. La puerta presenta una disposición acodada que nos conduce a la estancia del cuerpo de guardia. La puerta norte así como el resto de la muralla está constituida sillares de piedra bien formados colocados a soga y tizón. Desde la puerta norte se inicia, hacia la izquierda, una rampa descendente de forma quebrada, que conecta con cuatro puertas y que nos lleva, a su vez, a la siguiente estructura destacable del sector público del alcázar.



La Casa Militar
El siguiente espacio es el Dar al-Yund, más conocido coloquialmente como la Casa Militar. Se trata de un edificio de planta basilical con cinco naves longitudinales y una transversal rematada por saletas en sus extremos, donde se define un núcleo jerárquico formado por las tres naves centrales, aisladas del resto mediante puertas. El conjunto se completa con una gran plaza al sur, flanqueada por varias estancias en su lado oeste y una vivienda en el costado oriental. El edificio tiene la peculiaridad de conservar prácticamente integro su pavimento original de ladrillo. Por otra parte, el revestido de los muros se realizó con mortero pintado de almagra en el zócalo y blanco en el reto.


El Gran Pórtico

El Gran Pórtico constituye la entrada más emblemática, simbólica y ceremonial al corazón del recinto del Alcázar, la zona más noble de la ciudad palatina, dando acceso a la zona administrativa y política del mismo. Se concibió inicialmente con catorce arcos practicables, constituyendo la fachada oriental de una gran plaza rodeada de otras construcciones. Todos los arcos son escarzanos, excepto el central, que es de herradura; los arcos están erigidos sobre pilares y alineados en dirección norte-sur a partir del amurallado norte. La decoración de la arquería consistía en un enlucido blanco con la presencia alterna de dovelas de ladrillo y piedra. Se trata de una organización efectista, puramente escenográfica, ya que su principal función era impresionar a todos aquellos que se acercasen, sin correspondencia alguna con el espacio trasero, donde se abre una sola puerta de reducidas dimensiones. 

El Salón Rico

El denominado como salón de Abd al-Rahman III, salón oriental o simplemente salón rico constituye la parte más valiosa de todo el conjunto arqueológico, tanto por su calidad artística, como por su importancia histórica, siendo considerado sin discusión alguna el autentico símbolo y emblema de todo el conjunto califal de Madinat Al-Zahra.
Nadie pone en duda en la actualidad que este salón era el eje central del recinto palaciego, considerado por unanimidad entre los especialistas como el salón de las grandes ceremonias palatinas, fiestas, ceremonias, recepción de embajadores extranjeros y salón del trono, por eso, no debe extrañarnos la suntuosidad y riqueza de su decoración, de la que ha derivado el apelativo de salón rico. Abd al-Rahman III, amante del boato cortesano, gustaba de impresionar a sus visitantes, a los que generalmente recibía aquí, por eso el lujo y el virtuosismo del arte califal alcanzan su punto culminante en estas habitaciones.
La construcción del salón duró tan solo tres años, tal y como los investigadores han podido averiguar por las inscripciones epigráficas aparecidas en las basas y pilastras de su interior, que nos dan una cronología que va del año 953 al año 957. Por otro lado, la brevedad cronológica y la efímera vida de Madinat Al-Zahra nos aseguran no obstante estar ante la presencia de un conjunto decorativo y arquitectónico muy unitario, lo que nos permite admirar en este salón, sin añadidos posteriores, el arte califal omeya del reinado de Abd al-Rahman III en todo su esplendor.
El salón rico no es propiamente un único espacio diáfano, tal y como su denominación nos puede llevar a creer, sino que en realidad se trata de un conjunto de espacios y salas compartimentadas, formando todas ellas en conjunto la morfología de un único salón dividido por arcadas. Estructuralmente, la sala tiene planta basilical de tres naves longitudinales con otra transversal en su entrada que hace las veces de pórtico, con unas medidas exteriores de 38 x 28 metros. Las cabeceras de estas tres naves longitudinales aparecen rematadas por arcos ciegos de herradura, en uno de los cuales, el central, se supone que estaría situado el trono desde donde el califa dirigía el ceremonial palatino. El eje central del conjunto es la nave central longitudinal, separada de las restantes naves laterales por un conjunto de seis arcadas de herradura a ambos lados, mientras que de la transversal, se separa por tres arcos también de herradura. Junto a estas tres naves centrales y en paralelo, flanqueando ambos lados, se sitúan dos naves exteriores divididas en tres cámaras de desigual tamaño.
Si en algo destaca el salón rico, como ya hemos dicho anteriormente, es por su fastuosa decoración. En primer lugar hay que destacar el constante uso del arco de herradura califal con policromía bicolor y con la tan característica alternación de dovelas en rojizo y en tonos carne provenientes de la piedra arenosa original destinada a la construcción, muy semejantes a las existentes en la mezquita (actual catedral) de Córdoba. Los arcos están sostenidos a su vez por columnas de mármol de primerísima calidad que alternan los tonos rosados con los azules claros, produciéndose de este modo un curioso juego de colores. Los fustes de las columnas aparecen rematados por los característicos capiteles de avispero.
El resto de la superficie de la pared se recubría íntegramente con finos paneles decorativos tallados en mármol. El tema elegido para los paneles tenía un alto simbolismo cosmológico, algo muy en concordancia con la techumbre de madera que recubría la estancia, donde estaban representadas las estrellas en una clara alusión al firmamento. El motivo labrado en los paneles representaba el árbol de la vida, un motivo exportado desde el viejo oriente. Los tableros eran ejecutados de manera simétrica sobre un eje. Por otra parte, el relieve cortado verticalmente le proporcionaba a la decoración una calidad grafica abstracta, mientras que la decoración interna, cortada también de manera dura, estaba constituida por facetas y cogollos de hojas, así como cálices de flores, que son motivos muy típicos del arte hispano-omeya.

La Mezquita Aljama
La Mezquita Aljama es una de las primeras edificaciones construidas en Madinat al-Zahra entre los años 941 y 945. Es la mezquita principal de la ciudad, donde el soberano, o la persona en quien este delegara, dirigía la oración comunitaria de los viernes. La mezquita se encuentra adosada al costado oriental del Jardín Alto, pero externa al recinto del Alcázar, la parte central del conjunto califal. El edificio, a diferencia de la mezquita de Córdoba, está bien orientado hacia La Meca. Consta de un patio porticado en tres de sus lados y una sala de oración de cinco naves longitudinales separadas por arquerías perpendiculares al muro de qibla. Sólo el espacio de la maqsura, reservado para uso exclusivo del califa, se pavimentó con losas de barro, cubriéndose con esteras el suelo terrizo del resto del oratorio. El alminar, torre desde donde se llamaba a la oración, es de planta cuadrada al exterior y octogonal en el interior, ubicándose junto a la puerta norte del acceso al patio.

La Casa de la Alberca

La casa de la Alberca, o más conocida popularmente como vivienda de la Alberca, se encuentra situada al oeste de la denominada casa de Yafar, y se considera, casi de manera unánime y sin que hayamos podido encontrar evidencias claras que nos lo garanticen como la residencia del príncipe heredero Alhakén, hijo de Abderramán III, y que sucedería a su padre  como califa y príncipe de los creyentes en el año 961 tras la muerte de este. Respecto a su cronología, se trata de una de las construcciones más difíciles de datar de todo el conjunto, siendo muy difícil de aportar una fecha precisa para este, aunque se evidencia, por comparaciones estilísticas, una fecha de ejecución bastante temprana.
Estructuralmente destaca por ser la única construcción de todo el conjunto que presenta una planta en torno a un jardín centralizado con alberca, lo que proporciona a este recinto de viviendas uno de los espacios más íntimos de todos los conjuntos palaciegos de la ciudad califal.
A los lados menores del patio se abren, mediante fachadas de triple arquería profusamente decoradas varias estancias alargadas dispuestas de dos en dos en cada crujía. También presenta en uno de sus lados un baño adosado, baño al que en un principio se le confirió un uso privado y que más tarde seria reformado para ser compartido por las cercanas dependencias de la casa de Yafar.

La Casa de Yafar

La Casa de Yafar recibe su nombre por Ya´far ibn Abd al-Rahmán, designado primer ministro (hayib) en el año 961. Pese a la denominación, no tenemos todavía asegurada con certeza que la residencia de este personaje estuviese aquí, basándonos únicamente en las intuiciones e investigaciones de los especialistas. Su estructura se articula alrededor de tres ámbitos espaciales, organizados en torno a sus correspondientes patios, todos ellos de distinto carácter: uno público, uno íntimo y otro de servicio. El espacio oficial es constituido por una edificación de planta asimilable a la basilical, que cuenta con tres naves longitudinales que comunican entre sí mediante puertas rematadas por arcos de herradura, así como una nave transversal abierta al patio, donde se interrumpe la correspondencia existente entre las naves longitudinales la fachada, con el objeto de adaptar esta última al espacio creado por la construcción de un baño contiguo. La fachada se organiza mediante una triple arcada de herradura soportada por comunas. En cuanto a la decoración del edificio, éste se pavimentó con gruesas losas de mármol blanco, excepto en el patio, donde se emplearon piedras de caliza violácea; además, destaca la decoración de ataurique de la fachada con temática vegetal y geométrica, que también está presente en el vano de comunicación de la nave transversal y la central, que ostenta sendos tableros en los frentes y las jambas del vano.

La Casa Real

La Casa Real se sitúa en el punto más elevado del Alcázar y es la residencia íntima del califa Abd al-Rahman III. La vivienda se organizó sobre una plataforma cortada en la roca donde se ubicaron una terraza delantera y tres crujías paralelas de habitaciones extendidas a lo ancho, rematadas en los extremos con alcobas y decoradas íntegramente con atauriques. La Casa Real no se adosó sobre el macizo de sillares de la plataforma superior, sino que se separó del mismo a través de un largo corredor de servicio que atraviesa el conjunto. Tanto las fachadas de las habitaciones principales como las portadas interiores recibieron decoración de ataurique labrada en placas de piedra adheridas a los muros. La riqueza de esta ornamentación se extiende también a los pavimentos de ladrillo de las distintas estancias. Algunos son lisos, pero muchos otros recibieron un tratamiento decorativo a base de incrustaciones de piedra caliza blanca que dibujaban cenefas geométricas.


La Red Viaria
Tras la fundación de Madinat al-Zahra y como consecuencia de la misma se efectúan una serie de realizaciones que dotarán a la nueva ciudad de una red viaria propia e independiente. Ellas se centran en el territorio occidental de Córdoba, y son:
Un camino directo entre Córdoba y Madinat al-Zahra (Camino de las Almunias) que, a su vez, comunica también la ciudad palatina con el camino de Sevilla por la orilla Norte del Guadalquivir (Cañada Real Soriana y Camino Viejo de Almodóvar), y con las rutas que desde la puerta del puente parten hacia el Sur, Este y Oeste. Un enlace directo e independiente de Madinat al-Zahra con el camino Córdoba-Badajoz (Yadda) mediante el Camino de Media Ladera. Un enlace de Madinat al-Zahra con las principales rutas situadas al Este (Mérida, Toledo y Zaragoza) sin pasar por Córdoba: el Camino de los Nogales-Carrilde los Toros. Un camino secundario que unía Madinat al-Zahra con las principales almunias de la zona Oeste (Alamirilla): el Camino del Oeste.

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