sábado, 30 de abril de 2011

Coemtario de La Rendición de Breda o Las Lanzas, Velázquez


Este cuadro pintado al óleo sobre lienzo lo realiza Velázquez para el Salón de reinos del Palacio del Buen Retiro que el rey español Felipe IV ha mandado edificar. La obra se enmarca dentro del barroco español.
 En él se recoge un hecho histórico. Hacía bastantes años que había problemas con las Provincia Unidas de los Países Bajos (Holanda actual) y España. La búsqueda de la independencia de España y la religión calvinista que se había instalado en aquellas zonas habían llevado a una serie de guerras de las tropas españolas allí. A comienzos del XVII, con Felipe III en el poder, se firma la Tregua de los Doce Años; al terminar surgen de nuevo las discordias y las tropas españolas vencen a los holandeses en la batalla que se da en la ciudad de Breda. La entrega de las llaves de la ciudad que realiza Justino de Nassau, gobernador de la ciudad, a Ambrosio de Espínola, jefe de las tropas españolas es la señal del final de la contienda. Según cuentan las crónicas de la época, la entrega de la ciudad se hizo en un ambiente de trato deferente para el vencido, sin buscar la humillación de este. Por eso vemos el gesto amable de Ambrosio de Espínola colocando la mano sobre el hombre de Justino de Nassau. Velázquez rompe con la tradición de humillar al vencido. Esta manera de entender el arte es propia de la pintura española de la época y se puede apreciar en otras obras de Velázquez.
El cuadro está organizado con dos escenas; en la que está más próxima a nosotros aparecen las tropas de los vencedores (a nuestra derecha), con las picas numerosas y en alto, la bandera y los vestidos propios de la milicia. A la izquierda están las tropas vencidas, con otro tipo de armas, poco numerosas, y trajes distintos a los de los vencedores. En la parte del fondo, la mitad superior, aparece la ciudad de Breda y los movimientos de tropas e incendios de la batalla que se está dando y que prácticamente ha terminado.
No hay sangre ni destrucción en el cuadro, la destrucción está solamente insinuada con la humareda del fondo. Los personajes de la derecha son retratos de los que se ha perdido el nombre, excepto de uno de ellos, que puede ser al autorretrato de Velázquez, en la parte derecha, con sombrero. Algunos de los personasjes miran directamente al espectador involuncrándolo en la escena.
La perspectiva la consigue con diferentes elementos; uno de ellos es el formado por dos caballos, uno a la derecha y otro a la izquierda, en posturas contrapuestas, que hunden nuestra vista en profundidad. Otra forma de conseguir la perspectiva es desenfocar ciertas partes del cuadro y darlas distinta luminosidad; así consigue una perspectiva que será propia de Velázquez y que se llama perspectiva aérea (detrás de los personajes principales hay una zona oscura, a la que sigue una más iluminada en la que se ven tropas caminando, para volver a una zona más oscura).
 El cuadro estaba destinado para mayor gloria del rey español, Felipe IV. Se colocó en la sala en la que el monarca recibía a los embajadores extranjeros. Se trataba de impresionar con las victorias conseguidas.

1 comentario:

  1. A mi también me encanta esta obra de Velázquez. Muchas gracias por su aportación.

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