domingo, 4 de septiembre de 2011

Pueblos: Valderas

Patrimonio histórico: Monumentos
Siendo precisamente su conjunto histórico lo que le hace a Valderas ser declarada "Bien de Interés Cultural" en 2008, destaquemos alguno de sus monumentos más importantes:

Arco-Puerta de Arrejas: Era una de las puertas de la antigua muralla de la villa, que fue construida en el siglo XIV por orden del rey después de la guerra con el duque de Lancáster. Está construido de piedra y ladrillo, encuadrándose en la escuela mudéjar de ladrillo. En el interior, entre dos arcos, está la reja que hacía de puerta hincándose en el suelo. También en el interior hay una hornacina con la Virgen Milagrosa o también llamada del Buen Suceso, lugar al que acudían y acuden las embarazadas a poner una vela cuando iban a dar a luz.



Puerta de Santiago: Al final de la calle de Santiago se encuentra el Arco que recibe el mismo nombre. Pertenece al siglo XIV, lo mismo que el arco de las Arrejas. Tiene un doble arco apuntado, típico del gótico. Sobre este arco será edificada en el siglo XVI, por los caballeros de Santiago, que residían en esta misma calle, la ermita de la Virgen, popularmente llamada de la Cabecica. En este lugar se celebrarían a lo largo del año diversas funciones religiosas. En la parte este del arco hay una escultura del siglo XVIII, en la que aparece representado Santiago Matamoros, con dos escudos: a la derecha se encuentra el escudo de al propia villa de Valderas, mientras que a la izquierda se puede ver el escudo de los Osorio.





Puerta de San Isidro: aunque no se conserva íntegra como se encontraba en el Siglo X, esta puerta era uno de los accesos a la villa en la época medieval. Sólo se conserva uno de los arranques del arco, ya que la puerta se desplomó a principios del siglo XX, al encauzar las aguas de las lluvias.



Seminario de San Mateo: Junto a la Plaza de San Claudio está el monumento más grande en dimensiones de Valderas. Se inauguró en septiembre de 1738. Se llamó así por ser fundación del célebre hijo de la Villa Fray Mateo Panduro y Villafañe, obispo de Popayán (Colombia) y La Paz (Bolivia).
El Colegio estuvo anexionado a la Universidad de Valladolid. Después fue Seminario Menor de la Diócesis de León desde fines del siglo XIX hasta 1952 en que los Carmelitas se lo compraron al Obispado de León. Los Carmelitas regentaron el edificio hasta 1971. Pocos años después lo compró el Ayuntamiento.
Actualmente acoge salas de conferencias, oficina de información turística, biblioteca, hogar de la tercera edad.
En cuanto a la obra arquitectónica hay que distinguir dos etapas en su construcción, con más de dos siglos de diferencia. El primitivo edificio constaba de dos pisos. Eran de ladrillo y de tierra prensada sobre zócalos de sillería. El tercer piso, del año 1942, es de ladrillo. En la fachada principal destaca la entrada, con un estilo de resonancias herrerianas, pero próxima a la manera barroca de Churriguera. En su interior se encuentra un claustro con arcadas de medio punto.


Hospital de la Piedad (Museo Etnográfico): Situado en la Calle de la Trinidad. Los fondos de su colección contienen enseres sobre la vida del hogar, los oficios y las labores tradicionales, que han sido donados por los propios habitantes de Valderas.

Castillo de Altafría: situado en lo alto del cerro de Altafría sobre el valle del río Cea. Era de aparejo de sillería y tapial, y las citas históricas sitúan al monarca leonés como el constructor de su fortificación defensora en el siglo XII, con el objetivo de proteger la línea del Cea de los ataques de Alfonso VIII de Castilla. En el siglo siglo XIV, perteneció a Juan Álvarez Osorio, seño de las Siete Villas de Campos. Este castillo guardaba un subterráneo muy profundo y cuenta la leyenda de su comunicación antaño con Benavente por un lado y por el otro con Grajal de Campos.
En los siglos XVI y XVII se abandonó su residencia, y lo que hoy observamos son sus restos. Es un mirador desde donde nuestra vista puede abarcar el pueblo y el río Cea, así como los campos de la comarca y sus viñedos.



Iglesia San Juan del Mercado: aunque esta iglesia ya existía durante la Edad Media, la construcción y su forma definitiva datan del siglo XVI (gótico tardío), con añadiduras posteriores del siglo XVII.
Al interior consta de tres naves separadas por columnas góticas, una cúpula de estilo plateresco y un retablo mayor del siglo XVII en cuyo centro se encuentra una talla del patrón titular, San Juan Bautista.
Al lado del presbiterio, destaca la Capilla de Francisco Hurtado, con una artística reja de hierro forjado realizada por Collante en 1600, y una talla de Cristo Crucificado, más conocido como Cristo Gótico.
Al lado sur de esta iglesia está la Plaza de San Juan del Mercado, llamada así por la tradición de celebrar el mercado comarcal, lo que la hizo importante y popular.



Iglesia de Santa María del Azogue: documentada ya en el año 1144 en documento de la Catedral de León, este templo se edificó sobre bases y torre de la antigua fortaleza, adosada a la muralla del siglo XII. De hecho, la torre de la Iglesia se construyó sobre la llamada bodega del Infierno, que en realidad eran las mazmorras del Castillo Macarefe.
Sufrió varias remodelaciones hasta 1675. El interior es de tres naves separadas por gruesas columnas, y aunque todavía se conservan nervaduras góticas, ofrece un aspecto renacentista.
Sin duda, la mejor obra que hay en esta iglesia está en su interior, y es el retablo de la capilla mayor, de autor desconocido. Es un retablo del siglo XVI que representa escenas de la vida de Cristo y de la Virgen y que cuenta con esculturas renacentistas o platerescas y tallas de Berruguete.
La plaza de Santa María del Azogue, también conocida como Plaza Mayor, es llamada así por ser la plaza donde se celebraba el zoco (Az-zuaqm en árabe).



Iglesia del Socorro y Museo Parroquial: corresponde a la iglesia Carmelita, adosada al antiguo convento de Carmelitas Calzados, inaugurado en 1565. En interior se encuentra un retablo central de estilo barroco-churrigueresco del año 1680, presidido por la Virgen del Socorro, patrona de la villa, traída de Flandes en el siglo XVI.
Alrededor de la sala capitular de la iglesia está la sillería del siglo XVI. La puerta de la sillería que anteriormente tenía acceso al coro, ahora da entrada al claustro bajo, convertido en Museo de Arte Sacro.
En este Museo encontramos una colección de Cristos que van desde los siglos XIII al XVIII, destacando el Cristo yacente articulado, talla de Gregorio Fernández, que se saca en procesión en la Semana Santa de Valderas.
Otras piezas custodiadas son una Piedad del siglo XIV, una serie de exvotos y el primer retablo que hubo en el convento que es de principios del siglo XVII.

Patrimonio histórico: Casas Señoriales
Otro de los conjuntos artistico-históricos de Valderas es el conjunto de casas señoriales que en algún momento de la historia han pertenecido a familias nobles y a personajes ilustres tanto de la propia villa, como de la comarca:

Casa Consistorial: data de 1701, fecha que figura en su fachada. La arquitectura de este edificio es de estilo herreriano, similar al Consistorio de Astorga, cabeza del poderoso estado de los Osorio. Se trata de un edificio de sillería con dos plantas y dos torrejas de remate, destacando el escudo de Valderas esculpido en piedra de estilo diciochesco. Un aspecto a destacar a principios del siglo XVIII es que estas fachadas tenían un objetivo publicitario, por lo cual se realizaban con mejores materiales que el resto del edificio. Destaca de ella su balconada, de la cual se dice que era el lugar desde donde los personajes más ilustres de la villa observaban actividades que tenían lugar en la Plaza Mayor, como las corridas de toros, por ejemplo.


Casa de los Marqueses de los Marqueses de Osorio (Marqueses de Astorga): esta casa perteneció, según la tradición, a la familia de los Osorio y Villallobos; más concretamente a Álvar Pérez de Osorio, señor de la Siete Villas de Campos, marqués de Astorga y conde de Trastámara. El escudo que tiene en la fachada pertenece a la familia de los Osorio, con motivos de lobos pasantes. Tiene un amplio portalón y fachada de sillares en la que se encuentra el escudo de dicha familia nobiliaria. Destaca el artístico balcón en esquina, de corte renacentista similar al balcón del Palacio de los Guzmanes de la capital leonesa.


Casa de los Charro: casa típica valderense del siglo XVIII que perteneció a Don Hermenegildo Charro, ministro de Carlos IV.



Casa de los Marqueses de Janillo: esta casa señorial del siglo XVIII, hecha en ladrillo y piedra, destaca por su fachada neoclásica decorada con la cruz de Santiago, sus columnas de granito y balcones de reja forjada, con un amplio claustro en el interior. Esta casa formaba parte de las posesiones de los Marqueses de Castro Janillo, familia nobiliaria de importancia en la comarca de Campos.



Casa de los Arias: se encuentra en la calle del mismo nombre. Es una casa señorial de dos pisos, y los escudos de su fachada nos hacen suponer que pudo pertenecer a las familias Arias, Cisneros, Prado y Aguilar; así como a Cabeza de Vaca, titular de la Batalla de Navas y original de Valderas.


Casa de los Benavides: perteneció a la familia de los Benavides, Prado y Fonseca. Construida con sillares de piedra en la planta baja y ladrillo en la planta alta. Data de finales del siglo XVII y destaca además de por sus escudos nobiliarios, por las dos hileras de modillones de madera que sostienen la cornisa.


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Fuente: http://venaconocervalderas.blogspot.com/



jueves, 1 de septiembre de 2011

Passio

Se puede hacer una Visita Virtual a Passio pinchado e este enlace:

http://www.iscarnet.com/passio/

El Descendimiento de Caravaggio en España

Es espectacular El Descendimiento, obra de Caravaggio cedida al Prado por los Museos Vaticanos con la ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud.
Caravaggio es un pintor clave para comprender la evolución de la pintura barroca y la corriente tenebrista que siguieron pintores como Rivera y Velázquez (en su juventud).
Otros pintores que no seguían una estética vinculada al tenebrismo, como Rubens, sintieron gran admiración por su pintura. Rubens, en su estancia en Italia realizó una copia del Descendimiento.
La pintura está compuesta en diagonal y las figuras están realizadas en un formato mayor del natural. El punto de vista es bajo y da la sensación de ver la escena desde el lugar donde va a ser enterrado Cristo.
En el Museo del Prado no hay más que una obra de Caravaggio, David y Goliat, que está instalada junto a esta inmensa obra que es El Descendimiento. El Prado ha editado un vídeo que es interesante ver.
Para acompañar esta obra, el museo ha propuesto un recorrido sobre Pinturas de Cristo en el Prado. Son  catorce piezas de distintas épocas, tamaños variados y distintas estéticas, desde el barroco excesivo de Rubens con la Adoración de los Reyes Magos, al recogimiento místico de Zurbarán con su Agnus Dei.




La Anunciación. Fra Angelico



El Descendimiento. Roger van der Weyden.


La Última Cena. Juan de Juanes.


El Pantocrator sostenido por cuatro ángeles. Escuela castellana, siglo XII.


Bajada de Cristo al Infierno.Sebastiano del Piombo.


La Adoración de los Reyes Magos. Rubens.


El Buen Pastor. Murillo.


La disputa con los doctores en el Templo. Veronés


El Lavatorio. Tintoretto.


Agnus Dei. Zurbarán.


Cristo Crucificado. Velázquez.


La Trinidad. Ribera.


La Resurección. El Greco.

El Descendimiento de Caravaggio


El Santo Entierro pintado por Caravaggio, conocido también con otros títulos como Entierro de Cristo, Preparación de Cristo muerto sobre la piedra de unción, Deposición de la cruz o Descendimiento de la cruz (en italiano conocido como Deposizione) es una de las obras maestras del citado pintor italiano. Está realizada al óleo sobre lienzo y tiene unas dimensiones de 300 centímetros de alto por 203 de ancho. Fue pintada hacia 1602-1604, aunque otros hablan de h. 1600-1604 y se conserva en la Pinacoteca Vaticana de la Ciudad del Vaticano.

Historia
Originalmente se ubicó en el altar dedicado a la Piedad de Santa Maria in Vallicella o Chiesa Nuova, una iglesia construida para los oratorianos de san Felipe Neri, y adyacente a los edificios de la orden. Actualmente en la capilla hay una copia de la pintura.
Fue un encargo de Alessandro Vittrice o Girolamo Vittrice en 1601, y se acabó dos años más tarde.
Aunque hay mucho en esta representación que resulta revolucionario para la época de Caravaggio, no queda claro que la reconstrucción altamente naturalística de un acontecimiento evangélico en esta pintura resultara antitética para los vívidamente fieles oratorianos, quienes buscaban experiencias de resurrección a través de la oración. Este cuadro fue una de las poquísimas obras producidas por Caravaggio que logró un consenso unánime, suscitando la admiración incluso de críticos contemporáneos de Caravaggio y su estilo, como Baglione y Bellori. De entre todos sus cuadros, este es sin duda el más monumental.
Pocos años después, fue copiado por Rubens; esta copia se conserva en Ottawa (Galería Nacional de Canadá).
En el verano de 2011, el Museo del Prado expondrá el original de Caravaggio, gracias a un excepcional acuerdo de préstamo con los Museos Vaticanos.

Análisis
San Juan y Nicodemo sostienen con esfuerzo el cuerpo de Cristo muerto, mientras detrás se encuentran la Virgen María, María Magdalena y María de Cleofás. Esta pintura barroca – con una cascada diagonal de plañideros y portadores del cadáver que descienden el flojo y muerto cuerpo de Cristo, y la piedra desnuda – no es un momento de transfiguración, sino de duelo. Conforme el ojo del espectador desciende de la penumbra hay, también, un descenso desde la histeria de María Cleofás a través de una emoción contenida de la Virgen cuya lamentación ocupa el puesto central hasta la muerte como el silencio emocional definitivo. Caravaggio presenta personajes abatidos, agachados, acuclillados, tumbados o al menos cabizbajos, alejándose así de los modelos estatuarios del Alto Renacimiento.

A diferencia del Jesús posterior a la crucifixión sangriento en las mórbidas representaciones de la pintura española de la época, los Cristos italianos mueren por lo general sin sangre, y se desploman en una manifestación geométricamente desafiante. Como si se quisiera enfatizar la incapacidad del Cristo muerto para sentir el dolor, una mano entre en la herida que hay en su costado.

Por lo general en pintura son importantes los rostros. Pero en el caso de Caravaggio siempre destaca hacia dónde apuntan los brazos. Hacia el cielo en la Conversión de san Pablo en el camino de Damasco, hacia Leví en La vocación de San Mateo. Aquí, el brazo caído del Dios muerto y el sudario inmaculado tocan la piedra, el brazo se ha representado con gran realismo, con las venas dilatadas y la mano en la que se ven los estigmas. La afligida María, por su parte, gesticula mirando al Cielo y abre las manos, con lo que se agudiza la tensión. En cierto sentido, eso era el mensaje de Cristo: Dios viene a la tierra, y la humanidad se reconcilia con los cielos.

Las figuras se estructuran simétricamente sobre la piedra del sepulcro, que surge diagonalmente de la profundidad del cuadro. Hay un fuerte claroscuro en esta obra, con la luz cayendo sobre rostros y manos mientras que el resto está dominado por la oscuridad.

Un trabajo parecido de Caravaggio es La muerte de la Virgen (1606), hoy en el Museo del Louvre.

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Fuente: